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Castilla y León recupera 14 variedades de uva en peligro de extinción

Se han presentado en el curso de una cata a distancia impartida por los Master of Wine Almudena Alberca, Pedro Ballesteros y Sarah Jane Evans, en la que también han participado Paco Berciano e investigadores del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Puesta en Cruz, Gajo Arroba, Negro Saurí, Cenicienta, Estaladiña y Tinto Jeromo son seis de las 14 que la investigación ha considerado idóneas para el cultivo y desarrollo en la Comunidad por sus aptitudes enológicas y agronómicas, además de su capacidad de adaptación al cambio climático en sus lugares de procedencia.

Más de 70 profesionales del sector se han reunido ante sus pantallas de ordenador para asistir a una singular cata impartida por los Masters of Wine Almudena
Alberca, Pedro Ballesteros y Sarah Jane Evans y conducida por el cofundador y director de Alma Vinos Únicos, Paco Berciano, que también ha contado con la
participación de los investigadores del ITACYL (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León) José Antonio Rubio Cano, Investigador, Jefe de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; Enrique Barajas Tola, Investigador de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; Sergio Vélez Martín, Becario Predoctoral de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; y Alberto Martín Baz, enólogo de Estación Enológica de Rueda.
Tanta expectación la han despertado seis variedades ancestrales recuperadas de la extinción en distintos puntos de Castilla y León por el Instituto, que lleva desde los 90 inmerso en un trabajo investigador que permita recuperar y seleccionar los mejores clones de variedades locales que puedan adaptarse al viñedo de la Comunidad y proporcionen un patrimonio resistente al cambio climático, complementario con el de otras variedades ya instaladas en el campo de Castilla y León y capaces de aportar valor a sus zonas de origen.

Colección de 14 castas
Estas seis variedades presentadas forman parte de una colección más amplia que llega hasta las 14 castas con buenas aptitudes enológicas o agronómicas que ha seleccionado, de más de un millar de cepas originarias que se encontraron en más de 200 parcelas, de las que se seleccionó después una treintena con interés y que
finalmente ha quedado en esas 14 uvas recuperadas: Áurea, Bastardillo Chico (Merenzao), Bruñal, Cenicienta, Estaladiña, Gajo Arroba, Mandón (Garró), Negreda, Negro Saurí (Merenzao), Puesta en Cruz (Rabigato), Puesto Mayor, Rufete Serrano Blanco, Tinto Jeromo y Verdejo Colorao. Algunas de ellas ya están reconocidas oficialmente como variedades comerciales y otras están en proceso de evaluación por la Oficina Española de Variedades Vegetales (OEVV).
Para seleccionar las seis variedades de la cata se ha contado con el personal investigador del ITACYL y la inestimable colaboración de los tres Masters of Wine que han presentado los vinos, junto a Paco Berciano, reconocido experto vitivinícola, que ha ejercido de maestro de ceremonias. Todos ellos han trabajado en equipo, catando y valorando los aromas, sabores y cualidades organolépticas de diversas variedades y han escogido una muestra representativa por su singularidad, que se ha mostrado hoy al público profesional de toda España (sumilleres, personal de distribuidoras, prensa especializada).

Seis uvas elegidas
Las seis uvas escogidas, mostradas en una vinificación de la cosecha de 2019 han sido:
1. Puesta en Cruz 2019
2. Gajo Arroba 2019
3. Negro Saurí 2019
4. Cenicienta 2019
5. Estaladiña 2019
6. Tinto Jeromo 2019
Cada una diferente y singular, han mostrado en cata ser variedades idóneas para formar parte del catálogo de variedades de sus respectivas zonas de procedencia (Arribes, Bierzo, Zamora, Salamanca, Rueda…) y su valor como aportación a un entorno de diversidad y personalidad en los vinos.
También suponen una puerta clara hacia el futuro de unas DDOO más volcadas en el origen y de la resistencia al cambio climático que afecta al viñedo mundial. Igualmente, suponen un activo que abre opciones de rentabilidad y valor añadido a los viticultores, tanto por su adaptación ancestral al territorio como por su capacidad de madurar en óptimas condiciones y dar lugar a vinos desconocidos e interesantes para los mercados.
“Aunque este conjunto de variedades se ha localizado en diferentes zonas vitivinícolas y son muy diferentes entre sí, tienen algunos aspectos comunes que las hacen destacar y aumentar su interés ante escenarios de vendimias más adelantadas y veranos muy calurosos”, comenta el investigador José Antonio Rubio y añade:
“Se trata de variedades que alcanzan una acidez muy apreciable y muchas de ellas mantienen una maduración tardía, lo que las hace especialmente valiosas e interesantes. Además de conservar la acidez incluso con periodos de maduración calurosos, en los vinos han destacado matices muy distintos y novedosos
tanto en nariz como en boca, aspectos con una rusticidad y una mineralidad suaves y muy agradables que aportan diferencias con las variedades conocidas. Por tanto, se trata de la aparición de un grupo de variedades que aportarán frescura y novedad en el panorama vitivinícola español y ofrecen nuevas
características a los consumidores”.

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