De la colaboración entre Juan Mari Arzak y Julián Chivite (ambos en la imagen), nace este vino blanco, una exclusiva elaboración con uvas de las variedades Garnacha blanca y Garnacha tinta. Su especial presentación, una botella joya casi negra, esconde un blanco delicado, fresco, con un gran equilibrio y muy sutil. Sólo se han producido 22.000 unidades de esta nueva referencia, el blanco con alma de tinto.
De fincas seleccionadas de la zona de Tierra Estella proceden las Garnachas, blanca y tinta, que dan vida a este Chivite Las Fincas 2 Garnachas (PVP 14,95 euros), un vino blanco con alma de tinto, fruto de la colaboración entre Juan Mari Arzak y Julián Chivite. Este es el segundo vino que lanzan al mercado de manera conjunta -el primero fue Chivite Las Fincas Rose 2014- y que nace de la relación personal y la búsqueda de respuesta a sus inquietudes enogastronómicas.
Amparado bajo la Indicación Geográfica Protegida Vino de la Tierra 3 Riberas, Chivite Las Fincas 2 Garnachas es un vino joven, parcialmente fermentado en barrica de roble francés elaborado con un 51% Garnacha Tinta, 49% Garnacha Blanca.
La Garnacha Blanca está elaborada con prensado directo, una mínima maceración en la propia prensa y una cuidadosa extracción a baja presión. La Garnacha Tinta procede de mosto extraído cuidadosamente en el mismo momento del estrujado de la uva, evitando al máximo el contacto con los pigmentos de la piel. Ambas elaboraciones se crían sobre lías durante 5 meses hasta el momento del coupage y posterior embotellado.
“En realidad, el rosado y este blanco son dos caras de la misma moneda-afirma Julián Chivite- comparten un cuidado método de elaboración e incluso, en buena parte, una de sus variedades, la Garnacha tinta). Y el resultado -comenta- también es coincidente en lo fundamental: vinos finos, con un volumen que ofrece la crianza sobre lías y una excepcional frescura”
Para Juan Mari Arzak, hay dos cosas de este vino que lo hacen sumamente atractivo “la primera que percibimos es la original nariz en la que particulares y discretas notas de fruta roja (granada, cereza) matizan la predominante fruta blanca. Es un blanco delicado, fresco, con un gran equilibrio y muy sutil”.
Para César Muñoz, enólogo de Chivite, “la elaboración tanto del rosado como del blanco son muy complejas. Si bien es cierto que la no extracción de antocianos de uva tinta que nos puedan dar el más mínimo matiz rosa al vino siempre es un gran desafío, lo más complicado ha sido lograr el equilibrio en boca entre la finura y lo corpóreo que hacen que este sea un vino ligero pero envolvente al mismo tiempo”.
En línea con la imagen de la gama Chivite Las Fincas, este nuevo vino se presenta en la misma botella joya que el rosado, pero y siguiendo el hilo argumental de su elaboración, ésta de color oscuro, casi negro, provocando un juego visual y sorprendiendo al consumir al servir un vino blanco. Al descorcharla nos encontramos un vino de color color amarillo pajizo con matices verdosos. En nariz muestra aroma a fruta blanca (pera, manzana, níspero) con matices de fruta roja (granada, grosella). Y en boca es muy vivo, equilibrado con sedosidad y muy largo.
Como afirma Julián Chivite, “la redondez, casi opulenta de la Garnacha Blanca; la finura y acidez de la Garnacha Tinta, y la compleja e inusual nariz del coupage de ambas, hacen de Las Fincas un vino sorprendente”