Una de las aportaciones más valiosas de este trabajo dirigido por la responsable del grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC), Carmen Martínez, es la posibilidad de identificar mediante ADN hojas conservadas desde hace 217 años. Asimismo, abre nuevas vías para conocer el origen de variedades de vid autóctonas históricas, uno de los campos de trabajo del grupo de la MBG-CSIC, y su asociación a zonas vitivinícolas concretas.
Los resultados obtenidos cuentan con el aval de la reciente publicación de un artículo en la reconocida revista American Journal of Enology and Viticulture, fundada en 1950 e impulsada por la Sociedad Americana de Enología, y otro en una revista emblemática como ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura, que edita el propio CSIC desde 1944. Los trabajos han sido financiados, en parte, por el grupo bodeguero Estévez, que elabora, entre otras, las conocidas marcas de vino Manzanilla “La Guita” o Fino “Tío Mateo”.
La importancia del legado de Simón de Rojas Clemente, que se preserva en el Real Jardín Botánico de Madrid, trasciende, además, porque basándose en el herbario hoy estudiado, es el creador de un método científico y una disciplina para el estudio y descripción de las variedades de vid, que bautizó con el nombre de ampelografía y que sigue siendo empleada universalmente. La aparición de nuevas técnicas en los últimos años, como las desarrolladas por estos investigadores, que permiten extraer y hacer uso de ADN antiguo mediante el rediseño de marcadores moleculares conocidos, convierten el herbario de Clemente en una fuente de material de valor incalculable para diversos estudios genéticos y también botánicos.
“Prácticamente todos los parámetros que estableció Simón de Rojas Clemente en su método científico, continúan utilizándose en la actualidad, ya que se recogen en el código oficial para la descripción de variedades de vid, de la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV), de la que forman parte 47 países”, explica Carmen Martínez.
El herbario de vid más antiguo del mundo formó parte en 2015 de la exposición “La Vid, el Vino y el CSIC, dos siglos de investigación” en la que se mostraba la investigación en este ámbito llevada a cabo en esta institución desde una perspectiva científica multidisciplinar, poniendo en evidencia la trascendencia de la ciencia vitivinícola como parte de la singularidad de España.
El estudio, en el que también han participado los investigadores del CSIC Pilar Gago, José Luis Santiago, Susana Boso y Mauricio Velayos, se ha realizado en colaboración con otros investigadores franceses dirigidos por el Dr. Boursiquot, y se ha podido llevar a cabo gracias a un MTA (Acuerdo de Transferencia de Material Vegetal), firmado en 2014 entre los presidentes del CSIC y del INRA-Montpellier y gestionado por la Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento del organismo español, (VATC-CSIC). En dicho acuerdo se establecía cómo proceder con un material patrimonio del Estado español y la limitación de disponer tan solo de 1 cm2 de cada muestra herborizada, para disminuir al máximo el impacto que supone cortar un trozo del herbario.
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