El grupo bodeguero familiar Terras Gauda afronta los desafíos actuales consolidado en cuatro de las zonas vitivinícolas de referencia en España y con mayor renombre internacional: Rías Baixas, Ribera del Duero (Quinta Sardonia), Bierzo (Pittacum) y La Rioja (Heraclio Alfaro). Comercializa cerca de dos millones y medio de botellas y está presente en 60 mercados internacionales.
El nivel de exportaciones global alcanza el 26%, con Estados Unidos, Reino Unido, Noruega y China como referentes en el exterior. Con Estados Unidos como uno de los mercados más significativos, el acuerdo sellado con Trinchero Family Estates, la 2ª bodega familiar más grande del mundo y uno de los distribuidores de referencia, ha supuesto un espaldarazo importante para el posicionamiento de sus vinos en las cadenas de distribución, tiendas especializadas y restauración en el país norteamericano.
Más de tres décadas de trayectoria con José María Fonseca Moretón, socio fundador de Terras Gauda, como presidente, con una filosofía que permanece inalterable: crear vinos de marcada singularidad, ligados al terruño y en los que se identifica el origen. Ha sido el eje sobre el que ha girado su proceso de diversificación geográfica, con una estrategia basada en la diferenciación, la sostenibilidad y la internacionalización. En esta nueva era, la saga familiar continúa con Antón Fonseca Fernández, como vicepresidente, y Carmen Fonseca Fernández, consejera.
TERRAS GAUDA (D.O. Rías Baixas)
1990 es una fecha clave para la bodega matriz. Un año después de su fundación en O Rosal en 1989, comercializa la primera añada de Terras Gauda, mezcla de las variedades autóctonas Albariño, Caíño Blanco y Loureiro, que cultiva en las más de 160 hectáreas de viñedo propio, una de sus fortalezas en una zona en la que abunda el minifundismo.
Pionera en el sector vitivinícola invirtiendo en I+D+i para obtener una mayor diferenciación y preservar su legado, cuenta con tres patentes, un secreto industrial y la recuperación de una variedad con grandes cualidades vitivinícolas que prácticamente había desaparecido: el Caíño Blanco. En la actualidad, el 85% de toda la D.O. se cultiva en su viñedo. Un ejemplo de su compromiso con la sostenibilidad medioambiental y la conservación del entorno para evitar que esta variedad, de extraordinaria calidad, se perdiera. De Terras Gauda es el primer vino del mercado elaborado con Caíño Blanco: La Mar, muy apegado a su terruño, algo difícilmente trasladable a otra región del mundo.
El primer proyecto que emprendió la bodega fue el de selección clonal de uva Albariño en 2002. Los resultados permitieron conocer en profundidad esta variedad y establecieron el camino a seguir cooperando con el CISC, con el que también patentó una levadura ecotípica exclusiva, extraída del propio viñedo, que ha reforzado el carácter varietal y los aromas frutales. La 2ª patente, relativa a un novedoso proceso de crianza sobre lías de Albariño y la generación de manoproteínas, ha cumplido el objetivo de poner en valor su tipicidad y percepción en boca con un carácter sensorial distintivo. En 2012 licenció la 3ª patente desarrollando un proyecto internacional en cooperación con el CSIC que consistió en aislar un microorganismo propio del Caíño Blanco, que ha sido certificado genéticamente mediante test de ADN.
Desde hace unos años, el enfoque ha girado hacia un amento de la sostenibilidad medioambiental del viñedo que, en la actualidad, es el eje de dos nuevos proyectos: hallar alternativas sostenibles a los fitosanitarios, en el marco de un consorcio de empresas y grupos científicos de Europa; y demostrar los beneficios que tiene para el correcto desarrollo de la vid recobrar el equilibrio de elementos esenciales para el suelo a través de técnicas de intensificación ecológica. En este último trabajo colabora con la bodega de Argentina que practica la vitivinicultura biodinámica Finca Von Wigstein (Alpamanta), situada en Mendoza, a los pies de la cordillera de los Andes. La viticultura de precisión y un proyecto de economía circular de valorización del bagazo, que retorna a la viña como un biofertilizante y bioplaguicida de alta calidad, son otros dos trabajos de investigación que ha desarrollado recientemente.
COMPAÑÍA DE VINOS HERACLIO ALFARO (D.O.Ca Rioja)
El Grupo ha recorrido un camino que, hasta ahora, se trazaba a la inversa. Desde Rías Baixas dio el salto a La Rioja Oriental en 2018 siendo la primera bodega de origen gallego en embarcarse en un proyecto riojano. En Alfaro se levanta la Compañía de Vinos Heraclio Alfaro en una finca con 110 hectáreas.
En la actualidad comercializa la 3ª añada (2017) de un crianza estrechamente vinculado a su territorio y a la cultura vitivinícola de la región. Después de su implantación en el territorio nacional, se ha potenciado la internacionalización y está presente en 21 países.
QUINTA SARDONIA (Ribera del Duero)
En Ribera del Duero se halla Quinta Sardonia, que forma parte del Grupo desde 2010. Practica la exigente vitivinicultura biodinámica en las 22 hectáreas de viñedo con quince terruños diferentes de origen calcáreo, piezas claves en su engranaje vitivinícola de esta bodega.
La biodinámica marca también el cultivo de las siete variedades: Tinto fino, Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit verdot, Malbec, Merlot y Cabernet franc. Armonía y equilibrio con el entorno son la prioridad para la bodega más internacional del Grupo, con un nivel de exportaciones que supera el 70% de la producción de QS, QS2 y Sardón. Dinamarca, Estados Unidos y China concentran la parte más importante de las ventas en el exterior.
BODEGAS PITTACUM (Bierzo)
El inicio del proceso de expansión geográfica del Grupo había empezado en el Bierzo en 2003 con Bodegas Pittacum, situada en Arganza. Sus señas de identidad son la autenticidad y el marcado carácter que le imprime la variedad Mencía, que se cultiva en 220 parcelas repartidas en cuarenta hectáreas de viñedos viejos, en el cinturón montañoso berciano.
En torno al 40% de las ventas de Pittacum Barrica, Petit Pittacum, Pittacum Aurea y La Prohibición, con Garnacha Tintorera procedente de cepas centenarias, se destinan a exportaciones, con China, Canadá, Reino Unido y Austria en el pódium de su internacionalización.
La visión a largo plazo, el respeto al origen y a los diferentes terruños, a través de la sostenibilidad medioambiental, preservar la autenticidad de cada una de las bodegas, la diferenciación y potenciar la internacionalización son las apuestas de presente y de futuro de este grupo bodeguero familiar que camina hacia la transición.
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