El estudio ha revelado que el corcho es un claro aliado para mejorar la calidad del agua y una fuente de energía renovable. Además, las dos tecnologías utilizadas demuestran ser eficientes y adecuadas para dar salida al subproducto del corcho dentro de la propia industria vitivinícola, el 60% de la producción del corcho se utiliza para elaborar tapones de vino y cava, mientras que el resto (40%) es subproducto que puede mejorar su valorización.
El corcho, un aliado para mejorar la calidad del agua
La UPC ha sido la encargada de diseñar e instalar en la bodega Codorníu un sistema de humedal de tratamiento para depurar el agua que utiliza el corcho como material absorbente. Se trata del primer sistema a nivel mundial que utiliza el corcho para la depuración de los afluentes vitivinícolas, y con eso se consigue eliminar la mayor parte de nutrientes, metales pesados y otros contaminantes.
Concretamente, en los humedales pilotos se han tratado 200m3 de aguas residuales tratadas en la depuradora de la bodega y se ha conseguido una reducción de más del 90% de la carga contaminante del agua. Además, el proyecto ha demostrado que permite ir más allá de las restricciones legales relacionadas con el vertido de aguas residuales y que reduce la presión sobre los sistemas acuáticos.
El corcho, fuente de energía renovable
Al mismo tiempo, el material granular de corcho que no es válido para humedales se ha destinado a la planta piloto de gasificación del centro tecnológico de la Fundación CTM Centro Tecnológico de Manresa. Allí se ha sometido a un proceso químico, obteniendo un gas de síntesis con un poder calorífico muy elevado que a través de un motor de ecogeneración permite obtener electricidad y calor.
En este caso, se ha obtenido un SYNGAS de calidad para utilizar en motores de cogeneración con un valor calorífico medio (LCP) de 4.943 kJ/m3 o 8.748,7 kJ/kg de corcho. Así, el proyecto ha demostrado que la gasificación del corcho es una forma válida de economía circular para obtener recursos (energía) de los residuos (corcho). Se trata de un sistema de producción de energía más sostenible que los esquemas convencionales y también una alternativa viable para el vertido de corcho, evitando sus problemas ambientales.
En definitiva, Ecorkwaste ha realizado un proyecto de éxito que certifica una disminución de la huella ambiental de la industria vinícola mundial mediante la gestión sostenible del corcho y la reducción de emisiones de CO2. Además, demuestra su viabilidad técnica y genera beneficios sociales y económicos.
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