Alta Pavina es la bodega soñada por Diego y Hugo Ortega, propietarios también del Grupo Fontecruz, del que forman parte hoteles boutique como La Casa del Presidente, en Ávila, Fontecruz Seises, en Sevilla, y Eugenia de Montijo, en Toledo; todos ellos, reflejo de la autenticidad buscada por los hermanos en cada proyecto que emprenden.
Los Ortega, dos de los bodegueros más inquietos, innovadores y creativos que ha dado el viñedo español en los últimos años, apostaron por la adaptación de variedades foráneas —no en vano, fueron los primeros productores que se atrevieron a plantar, en 1985, clones de Pinot Noir, variedad francesa muy delicada y difícil de cultivar en nuestro país debido a la finura de su hollejo y a su gran sensibilidad a los agentes externos— en la localidad vallisoletana de La Parrilla, a 1.000 metros de altitud y a dos kilómetros del río Duero, terreno muy competitivo en lo que a bodegas se refiere. Hoy en día, la suya es una de las más punteras de la región y sus vinos se sitúan entre los mejor valorados por las guías especializadas más prestigiosas del mundo.
No lejos de la finca La Pavina y dentro del perímetro de la localidad, se encuentra el viñedo que ha dado lugar a la añada 2019 de Pavina Blanco, la décima de esta etiqueta, un 100% Verdejo auspiciado como VdTCyL y símbolo del atrevimiento y la distinción con un toque de rebeldía que reflejan todos los vinos de la bodega. La vendimia tuvo lugar a finales de agosto de 2019, y tras ella, la fermentación en depósitos de acero inoxidable a partir de levaduras autóctonas a una temperatura de entre 16o C y 18o C. El resultado es un blanco amable, lleno de matices y dotado de una singular belleza, pero también fruto de una tierra con carácter y de un clima duro, caracterizado por notables contrastes de temperatura y precipitaciones escasas.
NOTAS DE CATA
Pensado para el gran público, Pavina Blanco 2019 es limpio y brillante y presenta una tonalidad amarillo pálido. En nariz, resulta potente y afrutado, muy aromático, típico de la variedad; predominan los cítricos y algo de frutas tropicales frescas, además de matices herbáceos y flores blancas. En boca es estructurado, sabroso y con volumen; un vino fácil de beber por la frescura, la suavidad y la sensación de ligereza que provoca, pero que al tiempo desvela un retrogusto con leve amargor que le aporta una gran personalidad. Tiene una acidez media-alta que combina muy bien con su particular mineralidad, lo que lo posiciona como una etiqueta ideal para épocas veraniegas y para combinar con aperitivos, arroces y todo tipo de platos de pescado y mariscos. Fresco y alegre, es, en definitiva, un blanco por el que brindar después de lo que hemos pasado, por los tiempos que vendrán.
P.V.P.: 7,5 €
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